apodo más bien.
me gustaba mucho, porque hablaba de una cualidad que yo deseaba destacar en mí. de mi gusto y mi orgullo de cierta forma. me gustaba que así me conociera la gente incluso sin que supieran mi nombre. incluso alguna vez una profesora comentó al inicio de cursos que en su clase no quería oír apodos, y yo reaccioné diciendo "¿y sí yo prefiero que me llamen por mi apodo?". ella calló por un momento y simplemente respondió que de todas maneras debía mos de llamarnos todos por nuestros nombres. esto fue hace casi diez años.
en aquella temporada también un profe se enojó conmigo por una tontería. como a cualquier estudiante, de pronto se me olvidó escribir mi nombre en una tarea, y eso fue razón para que él nos llamara a otro compañero y a mí a platicar al final de la hora de clase. la tarea era algo sobre las garantías individuales, sobre los derechos fundamentales de los hombres y esas cosas. nos pidió que le dijéramos algunos de esos derechos. a mi para nada se me hubiera ocurrido lo que a mi compañero después de unas 3 o 4 turnos cada quien. él dijo: "el derecho a un nombre". el profe dijo que esa es la respuesta que buscaba, y nos preguntó por qué no ejercemos nuestros derechos. entonces, yo no lo entendía.
también en esos tiempos fui a cenar con mis amigos a unos tacos, y recuerdo muy bien que de pronto una de las presentes comenzó a hacer predicciones sobre el futuro de las demás personas. simples suposiciones, sin ninguna razón específica que pueda yo recordar. lo que sí recuerdo es específicamente dos de esas predicciones, la que le hizo a un amigo y la que me hizo a mí: a él le dijo que le auguraba un buen futuro, con un buen trabajo, exitoso y feliz, algo muy bueno en general; a mi me dijo que sería exitoso también, que a lo mejor terminaba en la nasa o algo así. algo muy importante a considerar es la expresión de esta persona a la hora de hablar. con mi amigo se detuvo pensando un minuto y con una expresión de empatía y de entusiasmo. conmigo a penas se detuvo, y su comentario fue bastante seco. no es que me ponga celoso de mi amigo, ni que tenga envidia de que le deseen a él un éxito más completo que a mí ( de todas maneras trabajar en la nasa no es precisamente un fracaso, ¿o sí?); aquí lo que quiero rescatar es la percepción de cada quien. en mi caso, lo que yo sentí en ese momento fue que un éxito que podría incluso estar más allá de mis propias aspiraciones, para otra persona significaba un éxito a secas. pero aún no lo entendía con claridad
al pasar a mi siguiente etapa de estudios, con la intención de recordar buenos tiempos de la anterior, me presenté con algunos compañeros de otros grupos con mi sobrenombre. personas aisladas, que por diversas razones se fueron conociendo. para mi sorpresa, en semestres siguientes ya era todo un grupo de gente llamándome con ese alias, y pronto todo mi círculo de amigos me empezó a conocer así.
al final de esa etapa lo entendí. un apodo es una forma de conocer a la gente que le asigna una etiqueta. ya sea por algo que hace o que hizo, por una característica física o de personalidad, o por razones totalmente arbitrarias, es una forma de conocer a dicha persona que por lo regular dicha persona no escogió. bueno, se puede decir que yo sí lo escogí, pero considero que todos tenemos derecho a cambiar de opinión. descubrí que un sobrenombre, así como la ropa, puede decir muchas cosas de una persona, y como la ropa, puede estar equivocado. como una etiqueta, como un prejuicio. por otro lado, al nacer nuestros padres nos bautizan con un nombre que es para toda la vida, así somos conocidos y no hay adjetivo ni descripción por precisa que se haga que pueda englobar todo lo que una persona es.
lo entendí un poco tarde, pues mucha gente aún me conoce con ese apodo, y algunos quieren seguir llamándome así. ahora entiendo a mis profesores, ahora sé que quiero ser libre de que me juzguen antes de terminar de presentarme, que tengo derecho a un nombre, que tengo derecho y queiro ser yo, y que por mi nombre me conozcan.
me decían "científico".
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